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“EN BÚSQUEDA DE LAS REFORMAS PARA LOGRAR UN AUTÉNTICO FEDERALISMO EN MÉXICO”

Carlos Gadsden

Documento presentado en el panel:

The Reform of Federalism in Mexico: a New Axis for Cooperation between Canada and Mexico?

Forum of Federations:

An International Network on Federalism

Forum des Fédérations:

Un réseau international sur le fédéralisme

Annual Conference of Montreal.

Montreal, Canadá.

19 de abril del 2001.

“EN BÚSQUEDA DE LAS REFORMAS PARA LOGRAR UN AUTÉNTICO FEDERALISMO EN MÉXICO”

Carlos Gadsden

En el desarrollo de los regímenes democráticos de principios del siglo XXI, el tema de la distribución equilibrada del poder y en consecuencia la descentralización de decisiones juega un papel de primer orden. La construcción democrática de una nación se encuentra íntimamente asociada a la forma de organización que tienen los Estados, así como en la cooperación y complementariedad de los distintos órdenes de gobiernos.

En nuestro país, la democracia ha dejado de ser un punto de llegada, para convertirse en un punto de partida. Esto implica enfrentar antiguos y nuevos problemas bajo una nueva perspectiva y articular soluciones viables que conduzcan a la construcción de un México adecuado a las generaciones futuras. Conforme nos adentremos en esta nueva era democrática, nuevos sentidos y contenidos de largo plazo tendrán que darse a nuestros arreglos políticos.

La relación que se genera entre los que toman decisiones políticas y sobre los que repercuten éstas, trasladado de manera particular a los niveles de gobiernos, necesita un fino hilo conector que no force la relación y que tampoco sea tan laxo que permita que esta se pierda. Este instrumento de gobernabilidad que sirve como puente se encuentra depositado en el federalismo.

La esencia del federalismo radica en la distribución del poder público. Su fundamento esta basado en el acuerdo de voluntades que surgen entre estados que viven de manera aislada e independiente, para dar lugar a un todo ordenado, incluso mayor aún que aquel que se daría con la suma por separado de cada una de las partes.

Bajo este pacto, México adoptó el ideal federalista a las circunstancias nacionales, no como un modelo importado, sino como un proyecto de nación y logró forjar los lazos de unión y proyección entre estados autónomos, sin ceder soberanía nacional. En este nuevo siglo, se debe recuperar el proyecto de nación federalista que, pese al paso del tiempo, no ha perdido vigencia y aún más, se ha convertido en un imperativo de todos los mexicanos.

La noción política básica del federalismo implica un reto complejo, sobre el cual se debe lograr una combinación de gobierno compartido entre los distintos entes gubernamentales. Esto dentro del marco de un solo sistema político en el que ninguno de los órdenes de gobierno se subordina a otro.

El resultado de este proceso enmarcado en el federalismo es lograr una arquitectura de gobiernos que sea capaz de permitir la adecuada estructuración del Estado. México está logrando articular este proceso sobre la base del equilibrio entre la soberanía del todo con la autonomía de cada una de las partes. Por ello se busca pasar de gobiernos paralelos compitiendo ante una misma población y un mismo territorio, a una coherente arquitectura de gobiernos de cara a los ciudadanos.

De acuerdo al Banco Mundial el fenómeno de la descentralización llega a tener efectos en diversas áreas. Es por eso, que un país que pretende descentralizar su sector público necesita cumplir con tres puntos a seguir:

1.- Tener una coherente estrategia de descentralización, la cual sea capaz de brindar beneficios económicos, eficiencia y transparencia en la prestación de servicios que la población solicita.

2.- Para acompañar este proceso, se requiere de una adecuada infraestructura institucional que formule una política de descentralización que pueda seguirse de cerca y que sea aplicable.

3.- La experiencia Latinoamericana demuestra que las campañas abruptas y de carácter uniforme generalmente han fracasado. Por lo que diversos países latinoamericanos han tenido que regresar a la aplicación de un modelo de descentralización incremental, con reglas diferenciadas conforme a la diversidad administrativa de sus unidades territoriales y divulgar información exacta, completa y confiable sobre todos los aspectos que implica descentralizar.

En México hemos captado el significado de estas lecciones y para que estas representen una reforma del Estado se diseñó una estrategia basada en cuatro puntos fundamentales.

El primero de ellos es la descentralización política. La descentralización tiene efectos muy importantes en áreas diversas que van desde la estabilidad macroeconómica, hasta la disminución de la pobreza, pasando por la prestación de servicios y la calidad de la gestión pública. Por esta razón, la descentralización es una actividad progresiva y en evolución que necesita de una estrategia ordenada.

Por ello es necesario transformar el Sistema Nacional de Coordinación Fiscal en un Sistema de Coordinación Hacendaria para transferir recursos, responsabilidades y facultades del gobierno federal a los gobiernos locales, procurando la equidad entre las regiones y el equilibrio entre los principios compensatorio y resarcitorio.

Una buena estrategia requiere una adecuada infraestructura institucional que permita la alternancia política y la pluralidad que distingue a todos los órdenes de gobiernos, municipal, estatal y federal. Una estrategia que sea capaz de participar en la construcción de propuestas viables para obtener una recaudación, distribución y ejercicio de los recursos públicos de manera más eficiente, equitativa y transparente.

En segundo lugar es importante fortalecer a los gobiernos locales. De aquí, que la aplicación de programas e iniciativas destinados al fortalecimiento de la célula básica del sistema federal, que es el municipio, sea la premisa de una efectiva descentralización política y económica, que contempla el reconocimiento mutuo de los distintos órdenes de gobiernos, estableciendo con claridad la esfera de su competencia.

Para lograr un fortalecimiento de los gobiernos locales se necesitan crear esquemas que les permitan trabajar con eficiencia en sus respectivos ámbitos de acción, con el propósito de combatir desigualdades y desequilibrios, sobre la base del desarrollo del servicio profesional en la administración pública municipal. Un servicio civil de carrera que sea capaz de comprometerse con las actividades del municipio y que a su vez brinde seguridad y continuidad en los espacios técnicos de la acción gubernamental.

En tercer lugar, no se puede desarrollar un proyecto auténticamente federalista si no se tienen definidos mecanismos de comunicación que activen las relaciones intergubernamentales. En un régimen federal, la participación social y el ejercicio del poder se encauzan siempre por el camino de la legalidad. Los retos que enfrenta el país y la ineludible necesidad de satisfacer los reclamos ciudadanos, en un marco de certeza jurídica, de respeto de los derechos humanos y de respeto a la autonomía de cada una de las partes, imponen una revisión exhaustiva, crítica, plural e incluyente de nuestra constitucionalidad. Es por esta razón, que el federalismo es el instrumento que articula de manera eficaz nuestra diversidad política y el fortalecimiento de las instituciones para la consolidación democrática.

Todo ello depende de un marco constitucional, del cual surgen a partir de principios básicos y de reglas claras, los contenidos que permiten a los ciudadanos imaginarse a sí mismos como un punto clave para transformar el espacio de lo estatal en un espacio público y contribuir a crear condiciones para consolidar una gobernabilidad democrática.

En cuarto lugar, la rendición de cuentas y el fortalecimiento de los mecanismos de participación ciudadana cierran el escenario para articular un auténtico federalismo. El federalismo brinda la posibilidad de que sean los gobiernos locales los que creen las condiciones para que existan espacios de participación ciudadana e instrumentos que permitan hacerla más efectiva. Ya que la participación ciudadana es un componente esencial de la democracia, como forma de organización social y de gobierno.

Para que esta participación sea efectiva deben generarse compromisos y condiciones institucionales. Además, del convencimiento de que la deliberación pública y la propia interacción social, la misma aceptación y el respeto por el pluralismo ideológico, son valores positivos y prácticas esenciales para vivir en términos democráticos, son valores y prácticas que se pueden y deben ejercer en el ámbito local, pues es donde se da la mayor proximidad entre autoridades y ciudadanos.

Para concluir puedo decir que la soberanía de los estados y la autonomía de los municipios no implica que cada uno logre valerse por sí mismo. Un auténtico federalismo debe funcionar como un mecanismo integrador e incluyente de la pluralidad mexicana y como medio que conduzca a la unidad dentro de la diversidad.

El proceso de federalismo que estamos viviendo, es un proceso dinámico, que se transforma y evoluciona a través del tiempo. Por ello permite el libre intercambio de ideas e impide que existan razones para aplazar la modernización de nuestras instituciones que otorgan líneas rectoras para el cambio y desarrollo.

Se busca satisfacer la demanda de la mayoría de los mexicanos que aclaman un país distinto, más justo, que armonice con su realidad y con las leyes que lo rigen. Es necesario diseñar una arquitectura que resulte, en un equilibrio de poderes justo y firme que fortalezca los alcances de los pesos y contrapesos.

Se trata sin lugar a dudas de una labor bastante compleja, que requiere el esfuerzo, empeño de todos y cada uno de los mexicanos que estamos comprometidos en la búsqueda continua de un bienestar común y en pro de un México mejor.