Bélgica en el centro de la Conferencia sobre Federalismo 2005

En Bélgica, federalismo es un verbo, no un sustantivo.

POR GUY TEGENBOS

¿Por qué es tan bien recibida en Bélgica la Conferencia sobre Federalismo 2005? y ¿por qué acoge a sus participantes de forma tan entusiasta? Para responder estas preguntas necesitamos contar una historia sobre el surrealismo, sobre la pipa que no es pipa, sobre los trajes que sin ser perfectos quedan como un guante, sobre el federalismo que es verbo, sobre las restauraciones constantes que no habrán terminado —o quizás apenas hayan finalizado— el 3 de marzo de 2005 cuando se inaugure en Bruselas la Conferencia sobre Federalismo*. Así como sobre diversidad y armonía, y la relación que existe entre ambas.

Este año, el Reino de Bélgica celebra su 175 aniversario. En 1830, el país se separó del Reino de los Países Bajos, formado 15 años antes. Con la aprobación de las superpotencias, Francia, Gran Bretaña y Alemania, Bélgica se convirtió en un Estado independiente, después de haber pertenecido total o parcialmente a una u otra superpotencia europea.

Una de las mayores atracciones del 175 aniversario de este Estado relativamente joven es la gran exposición “Hecho en Bélgica”**, que presenta un panorama general de la historia y los logros de las regiones que ahora se conocen como Bélgica, desde los tiempos prehistóricos hasta nuestros días.

La exposición gira alrededor de 12 temas diferentes. Entre ellos, la música, la pintura, el folclore, la arquitectura y la moda, los deportes, la ciencia, la comida y la bebida. Además, muestra todos los monumentos, productos y personalidades importantes como: las papas, los chocolates y la cerveza belga; el mundialmente famoso ‘Gilles de Binche’ (una figura de carnaval); personajes históricos como Ambiorix, quien luchó contra los romanos, y Godfrey de Bouillon, que encabezó a los cruzados; ciudades históricas como Brujas y Bruselas; personajes de tiras cómicas como Tintin; Eddy Merckx, el “mejor ciclista jamás visto; Justine Henin y Kim Clijsters, las dos tenistas que brillaron recientemente en el tenis femenil; músicos como Jacques Brel y Toots Thielemans; pintores como Peter Paul Rubens y René Magritte.

Guy Tegenbos es articulista principal del periódico belga

De Standaard.

“Ceci n’est pas une pipe” (“Esto no es una pipa”)

-René Magritte

Sin embargo, no encontraremos a ningún político incluido en la exposición. Ninguno. Recientemente se agregó el décimo tercer tema: “El modelo belga”: nuestra forma particular de federalismo. Sin lugar a dudas se trata de un hecho sorprendente. De manera oficial, esta celebración lleva el título de 175-25, por el 175 aniversario de Bélgica y sus 25 años de federalismo. Además de su propio cumpleaños, el país celebra su aniversario como federación.

Su corta experiencia como país federal contrasta con el entusiasmo con el que Bélgica presentó su candidatura para ser anfitrión de la Conferencia Internacional sobre Federalismo, cuyas sedes habían sido Monte Tremblant (Canadá, 1999) y St. Gallen (Suiza, 2002). Su breve historia como federación también contrasta con su determinación de obtener resultados importantes, tal y como lo refleja el título de la conferencia: Transformar la diversidad en armonía.

Nos recuerda un poco a René Magritte, nuestro famoso pintor surrealista. Su obra más conocida titulada “Ceci n’est pas une pipe” (“Esto no es una pipa”), es una pintura detallada de una pipa muy hermosa. Decimos ser un estado federal, pero igual decimos no serlo. A veces estamos orgullosos de serlo y a veces no.

Federaciones Vol. 4 No. 3 / marzo de 2005

Oficialmente Bélgica fue un estado con una administración centralizada durante los primeros 150 años. De manera no oficial, mantuvo ese carácter sólo durante 14 décadas. El inicio de la organización federal de Bélgica con frecuencia se sitúa en 1970 y no en la fecha oficial: 1980. Alrededor de 1970, todos los partidos políticos nacionales se dividieron en dos partes, una de habla holandesa y otra de habla francesa. Los partidos siempre han sido actores políticos dominantes en las esferas políticas belgas. La organización federal del país empezó más o menos en ese momento. En 1970, con la primera revisión constitucional, Bélgica quedó dividida en tres comunidades (una francófona, una de habla holandesa y otra de habla alemana) y en tres regiones (la región de Valonia, Flandes y Bruselas). Cada una tenía su propio territorio y sus propios poderes. En 1980, sólo diez años después, en la segunda revisión constitucional, se reconoció claramente el carácter federal del país. Desde entonces, el Artículo 1 establece que “Bélgica es un Estado Federal conformado por comunidades y regiones”.

Cada vez que los políticos belgas viajan al extranjero, se expresan positivamente del federalismo nacional, lo enaltecen. Sin embargo, en casa no son tan concesivos sobre el tema. En el país, nunca están totalmente satisfechos con su federalismo. Es un asunto que los ocupa constantemente. De hecho, actualmente trabajan en él, en las negociaciones que se iniciaron a principios del año, y siguen en curso sobre los ajustes en la distribución de poderes entre la federación y las entidades. Serán el resultado de concesiones, sin ganadores ni perdedores. Y esta situación seguramente dará paso a nuevos ajustes dentro de pocos años.

Hecho a la medida. Bélgica no tiene ninguna marca importante de ropa de confección ni cadenas de tiendas de ropa; sin embargo, sí tiene sastres excelentes, diseñadores de moda sobresalientes de fama internacional como Ann Demeulemeester, Dirk Bikkembergs, Walter Van Beirendonck, Olivier Strelli, Edouard Vermeulen (Natan) y Gérald Wathelet. Algo similar sucede con el Federalismo: no se puede exhibir en un aparador sin una nota explicativa. Si vemos un traje en el maniquí del sastre, bajo los reflectores, siempre notaremos que tiene una manga más larga que la otra, que las piernas no son exactamente del mismo ancho, que el segundo botón no está centrado a la perfección. No se trata de un federalismo de manual y por eso, en ocasiones, les causa cierta molestia a los belgas. Es diferente y complejo.

Pero les sienta bien. Es más, está hecho especialmente para ellos, les queda como un guante. Está hecho a la medida. Que Bélgica haya tomado el riesgo de ser anfitrión de la Conferencia significa que ese sentimiento innecesario de vergüenza finalmente fue desechado.

Un método y un verbo. La adopción del federalismo no fue la solución para todos los problemas en Bélgica. El federalismo —y su ajuste constante— es un método para prevenir y resolver conflictos en nuestro país. En Bélgica, el federalismo no es una situación permanente, es un movimiento. “Es una búsqueda constante”, afirmó el Primer Ministro belga, Guy Verhofstadt. Por eso, la Conferencia no lleva el título de “Diversidad y armonía” sino “Transformar la diversidad en

Dos páginas electrónicas esenciales

* Conferencia Internacional sobre Federalismo 2005, Bruselas: www.federalism2005.be

** Exposición Hecho en Bélgica: www.expo-madeinbelgium.be Dexia Kunstcenter, Edificio Bellevue, Schildknaapstraat 50, 1000 Bruselas, Cerca de la Plaza del Mercado. A partir del 8 de marzo de 2005.

armonía”. En Bélgica, federalismo no es un sustantivo, es un verbo. Cada vez que en el nivel federal hay desacuerdos sobre las políticas, el tema pasa gradualmente a las comunidades o a las regiones. Siempre implica negociaciones extenuantes, especialmente sobre la distribución del dinero.

Paso a paso. El federalismo en Bélgica no se estableció de la noche a la mañana. Además de las cuatro enmiendas constitucionales (1970, 1980, 1988 y 1993), entre cada una de ellas, y mediante numerosas leyes especiales se han modificado las facultades de las entidades y las reglas del juego. Nunca existió un plan maestro de introducción del federalismo. Fue un proceso paulatino. Paso a paso se fueron encontrando las soluciones a los problemas y al final nos dimos cuenta de que lo que teníamos era un federalismo.

Bipolaridad. Como Bélgica tenía que enfrentar problemas específicos, dotó al federalismo de un significado propio. A continuación daré algunos ejemplos: No es fácil formar un estado federal con sólo dos grandes unidades constituyentes, sin partidos políticos federales y sin una opinión pública federal. No es nada fácil crear una estructura federal con un grupo lingüístico muy pequeño y dos grandes (uno que se identifica más con las tradiciones del sur de Europa y otro que centra su atención en la cultura europea del norte y anglosajona) que no tienen el mismo impacto internacional; sobre todo porque dichos grupos lingüísticos prácticamente coinciden, aunque no completamente, con las regiones geográficas, que tienen un desarrollo económico absolutamente distinto. Además, la capital es bilingüe y se encuentra en un área lingüística distinta a la del idioma que en ella predomina. Esta situación requiere de soluciones hechas a la medida. Varios autores tienen dificultades incluso para calificar de federal o confederado al Estado belga.

Ferocidad y tranquilidad. Todos los asuntos que tienen que ver con la interrelación de las comunidades y regiones suelen ser muy discrepantes en términos políticos. Las discusiones políticas de estos temas siempre son feroces. Con frecuencia se escuchan a gritos palabras como “nunca” e “indiscutible” y expresiones como “el fin de la solidaridad” y “el fin de Bélgica”. Conflictos de esta naturaleza pueden paralizar la actividad política y generar crisis gubernamentales. En momentos de conflictos como esos la opinión pública belga no existe; existe la Flamenca o la Valona. Sin embargo, esto suele pasar inadvertido en las calles o en las tiendas. Los Flamencos

Continúa en la página 6

Federaciones Vol. 4 No. 3 / marzo de 2005

Continuación de la página 4 (Bélgica)

y los Valones no se atacan mutuamente. Nunca ha habido violencia entre esos grupos lingüísticos. La compleja estructura del gobierno belga es complicada y siempre desvía los posibles conflictos entre los distintos grupos al nivel político. ¡Que sean los políticos quienes se peleen! Y vaya que se pelean, a veces con tal fiereza y tan técnicamente que la ciudadanía pierde interés.

Primer Ministro. El Primer Ministro Guy Verhofstadt está convencido de que por único e “intransferible” que sea este modelo, otros países pueden aprender del nuestro: “Manejar la diversidad cultural es uno de los retos más importantes hoy en día. La protección de la libertad y la diversidad cultural se ha convertido en un tema global. Ejemplos de ello se pueden observar diariamente en los encabezados de los periódicos: Irak, Sudán, los Balcanes, Irlanda del Norte, Costa de Marfil, Afganistán, entre muchos otros. Las pugnas por la identidad cultural se pueden convertir en poco tiempo en una de las mayores causas de inestabilidad, tanto dentro de las naciones como entre ellas.”

“En este mundo podemos aprender unos de otros, gracias a que se encuentra en el cruce de diferentes culturas, Bélgica tiene una larga historia de diálogo entre las comunidades. Este diálogo dio como resultado un sistema federal único que busca proteger la identidad de nuestros tres grupos lingüísticos ofreciendo a cada uno un alto nivel de autonomía política, económica y cultural. La búsqueda del equilibrio entre unidad y diversidad es constante. Nuestra organización institucional permite muchas estructuras de consulta; pesos y contrapesos distintos. Como es natural, el sistema no excluye las tensiones pero, en conjunto, ha demostrado ser eficiente.”

Y enfatizo: “No existe un modelo federal único que funcione para todo el mundo. Cada situación requiere un enfoque hecho a la medida que se adapte a las necesidades de un ambiente cultural, histórico y demográfico específico. Cambiar los sistemas de un país es un proceso gradual y complejo que implica dar y recibir con un espíritu abierto a la negociación así como, en ocasiones, encontrar soluciones sumamente técnicas. Estoy convencido de que al combinar la experiencia y la creatividad acabaremos por encontrar las soluciones. La Tercera Conferencia Internacional sobre Federalismo busca contribuir a ese proceso.”

Preguntas fundamentales

Durante la Conferencia se analizarán una serie de preguntas fundamentales que surgen cuando se trata el tema del federalismo belga. El tecnicismo y la intensidad de los conflictos políticos en la estructura gubernamental con frecuencia cuestionan la legitimidad política, la tendencia hacia la asimetría en las estructuras gubernamentales es cada vez mayor. Hay preguntas sobre la participación de las unidades constituyentes en la toma de decisiones federal así como sobre la solidaridad financiera entre las regiones. Bélgica tiene experiencias positivas y otras no tan positivas y está muy interesada en escuchar las opiniones y experiencias que prevalecen en otros países.

El 3 de marzo, los políticos, académicos y periodistas belgas prestarán mucha atención a estos temas. En enero se inició un nuevo diálogo para convertir al Senado en “Senado de los Estados Federales” para tratar la división de poderes y responsabilidades entre la federación y las entidades.

Las negociaciones enfocadas a encontrar la solución estarán a cargo de políticos de los niveles federal y local; la “participación de los estados en el gobierno federal” y los “acuerdos intergubernamentales y órganos de cooperación dentro de las federaciones” serán puestos en práctica (tema 3 de la Conferencia).

Apartir de las elecciones pasadas, los gobiernos federal y estatal ya no cuentan con las mismas coaliciones políticas. Esta asimetría política (tema 1 de la Conferencia) es nueva y complica la resolución de conflictos. Además, obliga a encontrar nuevas formas de negociación y de solución de conflictos; un motivo más para que Bélgica dé la bienvenida a esta Conferencia. Aunque probablemente los políticos belgas sean los mejores especialistas de negociación en el mundo, no cabe duda que pueden aprender mucho sobre la resolución de conflictos de otros estados federales.