Nigeria: ¿Puede un grupo de élite cuidadosamente seleccionado reformar el sistema federal?

Una nueva “Conferencia para la Reforma” hecha a la medida del trabajo que debe desempeñar.

POR KINGSLEY KUBEYINJE

Casi desde el momento mismo en que se restauró la democracia en Nigeria en 1999, han surgido muchas quejas, provenientes sobre todo del sur, de que el país no es “realmente” federal. Se argumenta que el gobierno central es demasiado fuerte y controla los gobiernos locales y estatales.

El presidente Olusegun Obasanjo ha respondido a estas críticas con la convocatoria a una “Conferencia de Reforma Política Nacional”. El Presidente y los 36 gobernadores estatales seleccionaron cuidadosamente a 410 delegados sobresalientes que harán un análisis exhaustivo del sistema político de Nigeria durante un periodo de tres meses. Al final de las deliberaciones, los delegados deben presentar sus recomendaciones, que podrían cambiar fundamentalmente la práctica del federalismo en el país.

Entre los delegados se encuentran figuras tan prominentes como el Jefe Emeka Anyaoku; el más reciente ex Secretario General de la Mancomunidad Británica, el general retirado Ike Nwachukwu, dos veces ministro de Relaciones Exteriores; el profesor Adebayo Adedeji, ex Secretario Ejecutivo de la ComisiónEconómica para África de las Naciones Unidas, y el Profesor Jerry Gana, dos veces ministro y actual asesor presidencial.

Esta conferencia es el primer ejercicio en su clase desde que el país obtuvo su independencia de Gran Bretaña en 1960. El descontento en el sur es uno de los factores que condujo a la celebración de esta conferencia, como también lo es el descontento general con la forma de operar de un sistema federal que actualmente favorece a un gobierno federal política y financieramente fuerte en detrimento de los débiles gobiernos estatales y locales.

Los críticos de la estructura actual (como Bola Tinubu, gobernador del estado de Lagos, en el suroeste de Nigeria) han argumentado con frecuencia que si bien el país profesa el federalismo, en realidad es gobernado como un Estado unitario, con un gobierno federal dominante.

Tinubu y varios otros gobernadores estatales han desafiado a menudo al gobierno federal en los tribunales, por “sobrepasar” sus límites constitucionales. Tinubu y quienes comparten sus ideas han demandado con firmeza el ejercicio de un federalismo verdadero y la introducción del federalismo fiscal en la distribución de los ingresos recaudados a nivel federal. No

Kingsley Kubeyinje es editorialista de la Agencia Noticiosa de Nigeria (NAN, por sus siglas en inglés), un servicio noticioso dependiente del gobierno federal.

están de acuerdo con el hecho de que el gobierno federal se asigne a sí mismo más del 48 por ciento del ingreso, dejando a los estados y gobiernos locales sin fondos suficientes. Muchos piensan que al gobierno federal no le debe corresponder más del 30 por ciento.

Petróleo, los derechos indígenas y la reorganización de la presidencia

La conferencia recién convocada (presidida por Niki Tobi, Juez de la Suprema Corte de Justicia retirado) abordará varios temas polémicos y divisivos, como el del control de los recursos. Este último es defendido por nueve estados de la región del sur, de donde el país obtiene su riqueza petrolera, que equivale, cuando menos, al 90 por ciento de los ingresos

de divisas al país.

Otro tema polémico es el del “estado de origen”, que clasifica a los nigerianos en “indígenas” y “no indígenas”, y en “colonos” y “no colonos”.

En Nigeria, haber nacido en un determinado estado

o haber residido allí durante largo tiempo no necesariamente confiere la categoría de “indígena” (para usar el término nigeriano) a una persona. A un nigeriano no clasificado como “indígena” (jurídicamente considerado como nativo de una región) se le pueden negar ciertos derechos rutinariamente. Por ejemplo, una persona “no indígena” no puede aspirar a un cargo de elección popular en su estado de residencia sino que debe hacerlo en el estado de origen paterno.

Los delegados también tendrán que analizar cuál

sería la mejor estructura política para el país.

Algunos nigerianos insisten en que se debe

conservar la estructura de gobierno federal-estatal

local vigente; sin embargo, otros prefieren un retorno a lo que llaman “regionalismo”, que fue practicado en los primeros años de independencia. En la estructura regional descartada, los entonces cuatro gobiernos regionales eran fuertes tanto política como financieramente; controlaban los recursos de sus respectivas áreas, generaban todas las ganancias y sólo pagaban regalías al gobierno federal.

La conferencia decidirá, además, si Nigeria debe conservar el sistema presidencial actual, concebido de acuerdo con el modelo de los Estados Unidos, que, en general, se considera costoso, o si el país debe regresar al modelo parlamentario de Westminster. Este sistema estuvo vigente en el país a principios de la década de los sesenta.

Los delegados se dividieron en 19 comités y se reúnen a puerta cerrada. Sus informes se discutirán posteriormente en sesiones plenarias en la que se redactarán las recomendaciones para la reforma.

Foro de federaciones

Federaciones Vol. 4, No. 4 / 2005

Algunos creyentes, muchos incrédulos

Muchos actores políticos, como Don Etiebet, líder del mayor partido de oposición, el Partido Popular de Toda Nigeria, piensan que a fin de cuentas, la conferencia presentará propuestas de solución a los temas nacionales más persistentes, pero otros opinan que las conversaciones, para las que el Presidente ha destinado 932 millones de nairas (US $7 millones), no tendrán resultados sustanciales.

Algunos creen que debido a las “áreas no sujetas a discusión”, señaladas por Obasanjo, el alcance de la conferencia se reducirá únicamente a pláticas entre profesionales. Por ejemplo, queda fuera de la consideración de los delegados la posibilidad de que algún grupo étnico o alguna de las seis zonas políticas de la nación –sudeste, suroeste, sur-sur, nordeste, central norte y noroeste– se separe de la federación, ahora o en el futuro.

Los delegados también tienen vetadas las discusiones sobre religión, a pesar de que en el país haya corrido sangre en muchos disturbios originados por diferencias religiosas. Aunque un buen número de nigerianos prefiere que el país sea considerado un Estado secular, otros insisten en que se le vea como un Estado “multirreligioso”. Todavía hay algunos más que creen que sería mejor islamizar el país, punto reforzado por el hecho de que algunos gobernadores de la parte norte han establecido la ley islámica sharia en sus estados y esperan que la población la practique de manera estricta.

Entre quienes piensan que la conferencia auspiciada por el gobierno no tendrá ningún resultado provechoso, hay algunos que planean una reunión alternativa, que han denominado “Conferencia Pro Nacional” (o “Pronaco”, por sus siglas en inglés). Entre los autores intelectuales de esta reunión alternativa, de la que el gobierno está un poco temeroso, se encuentra el profesor Wole Soyinka, Premio Nobel; el Jefe Anthony Enahoro, que en 1956 presentó la moción a favor de la independencia de Nigeria; el Jefe Gani Fawehinmi, vehemente abogado con residencia en Lagos y anfitrión de otros activistas a favor de los derechos humanos. La conferencia “Pronaco” deberá celebrarse en el mes de junio.

Algunos críticos también sostienen que puesto que el gobierno designó a todos los delegados, éstos cumplirán el mandato del Estado e implementarán el programa gubernamental, y recurren con frecuencia a un conocido proverbio nigeriano: “sólo los ingratos muerden la mano que los alimenta”. Por más que los delegados han tratado de disipar estos temores, con la creación reciente de un proyecto de Constitución (vinculado a los delegados progubernamentales), ha aumentado la sospecha de muchos nigerianos de que el gobierno tiene una agenda oculta en la que, según los rumores, destaca la ambición del presidente Obasanjo de permanecer en el poder durante un tercer periodo. Mientras que la Constitución vigente establece solamente dos periodos de cuatro años cada uno, el proyecto de Constitución establece un único periodo de seis años. Algunos delegados, como Greg Mbadiwe, ya están en campaña para la prolongación del mandato de Obasanjo una vez que haya concluido su segundo periodo en mayo de 2007.

Además, la Asamblea Nacional (nombre oficial del Parlamento Federal), ha tomado una distancia tácita de la conferencia –y por inferencia, de sus decisiones– al haberse negado a aprobar los 932 millones de nairas que el Presidente debía procurarse para albergar la conferencia. Efectivamente, 52 miembros de la Asamblea pidieron enjuiciar al Presidente por haber organizado la conferencia, que declararon inconstitucional. Aunque el grupo retiró los cargos, son muchos los que piensan que los parlamentarios están decididos a tirar a la basura el informe de la conferencia, sin importar lo que diga. Adicionalmente, analistas y observadores políticos opinan que la Asamblea Nacional tiene la facultad de negar el apoyo constitucional a las decisiones que se tomen en la conferencia.

Cuando la Asamblea Nacional le volvió la espalda con frialdad, el Presidente se vio precisado a buscar el dinero en otra parte. Aunque el gobierno no ha revelado aún cómo obtuvo el dinero, se cree que el Presidente lo tomó de la cuantiosa cantidad que tiene asignada a seguridad, de la que normalmente no tiene que rendir cuentas.

El norte y el sur. ¿Pueden los dos encontrarse?

Es de notar que muchos temen que, sin un manejo político hábil, las recomendaciones de la conferencia puedan ser rechazadas rotundamente por una parte del país –el norte de Nigeria, predominantemente musulmán– que no apoyó la idea desde el inicio.

El Norte es la región más populosa de Nigeria, dominada por el mayor grupo étnico del país, los hausa. Las élites del norte ven con escepticismo el móvil de la conferencia, que temen se deba a un intento para restar importancia e influencia política a su región.

En efecto, los líderes del norte han presentado una serie de objeciones, que, mal manejadas, pueden poner en peligro el resultado de la conferencia. Por ejemplo, un grupo de líderes prominentes del norte, encabezados por el poderoso sultán de Sokoto, Muhammad Maccido, han denunciado constantemente la composición de los delegados e insistido en que fue sesgada a favor de los cristianos, que son un grupo predominante del sur. Se opusieron a que tanto el presidente como el secretario de la conferencia fueran cristianos, aunque el secretario sea del norte. El presidente Obasanjo cedió a la presión y nombró a un musulmán de la parte sur como cosecretario de la conferencia.

Para forzar a que sus objeciones sean consideradas, varios grupos islámicos han amenazado con emprender una jihad contra el gobierno federal, si sus objeciones no son atendidas en forma rápida y eficaz. Algunos grupos insisten en que otro musulmán sea nombrado copresidente.

En realidad, la idea de convocar a lo que entonces se llamó una “conferencia nacional soberana” surgió en el sur, específicamente en el suroeste. Los nigerianos del suroeste todavía guardan recuerdos amargos de la forma sorpresiva en que se anuló la elección presidencial el 12 de junio de 1993, elección que el ya fallecido Moshood Abiola, político proveniente de esa zona geopolítica y hombre de negocios multimillonario, tenía la certeza de ganar. Esa anulación, ordenada por la entonces administración militar del general Ibrahim Babangida, del norte, se interpretó como evidencia clara de que el norte no estaba dispuesto a que ciudadanos de otras partes del país gobernaran Nigeria. Antes de esa elección –aclamada por los observadores internacionales como la más justa y libre en la historia de la nación– Nigeria, ya independiente, había tenido, a partir de octubre de 1969, seis gobernantes del norte durante un periodo de 28 años y cuatro meses comparados con los tres años de dos gobernantes del sur.

Ahora, con un presidente del suroeste y fuerzas políticas poderosas en el norte, los nigerianos todavía enfrentan el problema de las tensiones étnicas y regionales que llevaron a la guerra civil en las décadas de los sesenta y setenta, y a numerosos golpes y contragolpes de Estado desde entonces.

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